miércoles, 16 de noviembre de 2016

Los otorongos

Valle de Mayunmarka era un pueblo donde dominaba un Curaca muy poderoso de nombre Martín Eslachín que tenía como esposa a María Quispe. El curaca era muy abusivo, cometía toda clase de atropellos y abusaba de las mujeres sin que los habitantes hagan nada, sobre todo cuando estaba mareado lo cual ocurría frecuentemente. En el pueblo había un cura que tenía que obedecer igual que todos al Curaca, incluso no podía hacer la misa sin permiso de éste.

Chinchibamba

Un día de fiesta el cura esperaba como siempre la autorización del Curaca para empezar la misa, éste se encontraba mareado y bebiendo por lo cual no acudía al pedido del cura, ya era mediodía y el cura exasperado empezó a celebrar la misa sin la autorización del Curaca; cuando éste se enteró montó en cólera y fue a la iglesia a pedir cuentas al cura, llegó a la Iglesia justamente en el momento que el cura consagraba la ostia, el Curaca lleno de indignación llegó hasta donde estaba el cura y trató de sacarlo a empellones, momento en el que la ostia fue a caer al suelo; en ese momento se produjo una gran tinieblas, dicen que el cura trataba de encontrar la ostia en la oscuridad hasta que sus dedos se desgastaban ensangrentados por el roce con el suelo. Algunas versiones afirman que fue en ese momento que el Curaca y su esposa se convirtieron en otorongos (león o jaguar), y dicen que el otorongo tiene la piel moteada porque en el momento que el curaca se convirtió en otorongo éste vestía un poncho de jerga que tiene similares características.

Pueblo Llaqtapata

Cuando la situación volvió a la normalidad los habitantes encabezados por el cura se trasladaron a Llacctapata, lugar donde erigieron otra iglesia y llevaron a todos los santos que había en Mayunmarka. Los otorongos empezaron a devorar a la gente haciendo la situación insoportable en el pueblo, así que tuvieron que seguir huyendo llevando todos sus santos con dirección a la sierra. Al llegar a un lugar llamado Huaccaycuna el cura hizo una misa llorando y maldiciendo al Curaca y su esposa, de allí el nombre del lugar (lugar donde se llora). Algunas versiones afirman que en este momento fue que el Curaca y su esposa se convirtieron en otorongos. 
Cueva Masumachay


Según cuentan, toda la zona donde se desarrolló este episodio era un pajonal, no tenía características de selva, en el lugar llamado Huayhua el cura esparció en el aire unas semillas que tenía en el bolsillo y al mirar atrás se dieron cuenta que las plantas brotaban y crecían a la vista de la gente, convirtiéndose en poco tiempo en monte. 

Siguiendo la huida mucha gente perdió la vida en el trayecto, cuando estaban descansando en la cueva llamado Masumachay el otorongo alcanzó al grueso de la comitiva, allí estaban las imágenes de los santos Santo Domingo de Guzmán, la Virgen del Rosario, el Arcángel Gabriel, entre otros, cuando ya no podían seguir huyendo dicen que la imagen de Santo Domingo cobró vida y con su látigo hizo retroceder al otorongo, la marca de sus huellas quedaron grabados en la roca que existe hasta ahora. 

Huellas del Otorongo

Dicen que Santo Domingo encadenó con una cadena de oro al otorongo y le llevó preso hasta la laguna llamado Pichi, ubicado en las alturas de Harcca y allí le sujetó a una columna de piedra en la orilla de la laguna. 

Hasta hace algunas décadas la gente comentaba que el otorongo seguía amarrado en la columna de piedra, cuando abría la boca los pajarillos se metían a su boca para ser engullidos. Había temor de la gente porque decían que la cadena donde estaba amarrado ya estaba debilitado y en cualquier momento podía romperse dejando en libertad al otorongo.




La aparecida de la calle San Pedro

Tartufo Murillo es el protagonista de esta leyenda, quien al recogerse tarde a su casa y discurriendo por la calle San Pedro, observa en medio de la gran oscuridad, a una elegante dama, vestida toda de blanco y que se dirige a su encuentro. Don Tartufo se emociona, por lo que puede resultar un romance inesperado, sin embargo cuando los dos personajes se encuentran uno muy cerca del otro, la mujer empieza a elevarse por los aires; se trata de un alma del más allá. Don Tartufo Murillo, empalidece, moja sus pantalones y se escurre, como mejor puede, por la primera puerta entreabierta que encuentra; y una vez dentro de una oscura habitación, escucha una voz cavernosa que le dice: ¡Oh, desdichado mortal, deja que redima mis pecados; no perturbes el descanso de los que han muerto! 
Nuestro espantado protagonista, al escuchar esto, cae desmayado al piso.
Al parecer, y según cuentan, el alma en pena pertenecía a la que en vida fue una monjita libertina del convento de Santa Rosa

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La misa del otro mundo

Una leyenda cuenta la penosa historia de un joven que, habiendo quedado dormido sobre una banca dentro de la fría iglesia de Santo Domingo, de pronto al despertar se vio prisionero de la oscuridad del lugar, siendo testigo, sin quererlo, de la fantasmagórica aparición del famoso fraile sin cabeza, quien después de encender unas velas, le pidió al muchacho que se acercara hacia el altar; que su única intención era la de celebrar una misa y que para esto requería de alguien que fuera su oyente.

Aún con todo el espanto que sentía el muchacho, no le quedó sino presenciar tan insólita ceremonia y atenerse a las circunstancias. Por fin, una vez celebrada la misa, se apagaron inesperadamente las velas y el joven en su desesperación trató de huir cual entidad etérea se tratase, consiguiendo por su imprudencia romperse la cabeza contra una dura puerta, para caer finalmente sin sentido en las frías lozas del templo.

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La casa encantada de Yanahuara

Corría el año de 1666, y hasta la villa de Yanahuara llegó para establecerse un noble español a ejercer la función de encomendador. Este se casó con una dama que rebosaba de atributos por su extraordinaria belleza. Transcurrido el tiempo surgió una relación amorosa entre un criado de la casa y la bellísima mujer. Tras uno de sus viajes el español logró descubrir esta infidelidad, y sometió a ambos a una serie de torturas que culminó en la muerte cruel de los amantes.

Cuenta la historia que tal era el odio y el desconsuelo del español, que los enterró, aún con vida, tapiando una de las paredes de la casona donde vivían. Es a raíz de este acontecimiento que la casona ubicada a corta distancia de la iglesia de Yanahuara, cobra fama por sucesos extraños, tales como: estrépito de cadenas, campanas que sonaban solas, ladridos angustiantes de perros y siluetas fantasmales, que noche a noche se dejaban sentir. "La casa encantada", como fue  llamada luego, cambió de dueños constantemente, debido a que nadie soportaba mucho tiempo de permanencia dentro de la misma.
Casa encantada de Yanahuara



Casa Encantada de Lunahuaná

Esta casa que de acuerdo a la tradición popular y testimonios que dan cuenta de fenómenos paranormales, Se encuentra situado al borde de la carretera que va del anexo Uchupampa a Catapalla, a 15 minutos del distrito de Lunahuaná.
La tradición mantenida por los lugareños cuenta que como consecuencia de la guerra con Chile (1881), un hacendado, cuyo nombre se ha perdido en el tiempo, y que según se dice era italiano, había ya para entonces construido esta casa, habitándola con su familia. Una noche los soldados chilenos atacaron el pueblo y lo destruyeron todo victimando al hacendado y a miembros de su familia.
Años más tarde, la casa fue ocupada por una nieta, quien nunca imaginó que los espíritus de las personas muertas habitaban aún la casa: ella y su familia comenzaron a escuchar todas las noches: ruidos, quejidos, voces y lamentos, y toda suerte de eventos paranormales con la visión de fantasmas.
Esto motivaría que abandonaran la casa que no ha sido habitada desde entonces, sin embargo hace unos algunos años atrás se pensó en convertir la casa en un hotel y para ello se empezaron a realizar las obras respectivas, sin embargo estas fueron abandonadas de forma inexplicable.

Desde entonces los lugareños consideraron que este era un lugar del cual era mejor mantenerse alejados.

Mucho tiempo después la historia de la casa recobró notoriedad, cuando un grupo de jóvenes, de aquellos que suelen realizar actividades recreativas y de aventura, provenientes de Lima fueron protagonistas de una de las historias más escalofriantes y recordadas de aquel entonces, la mima que cuenta que: aquellos jóvenes que llegaron al lugar por la noche, vieron luces, escucharon voces, música y jolgorio se animaron a entrar en esta casa donde al parecer se realizaba una fiesta, allí brindaron y bailaron, y en lo mejor de la velada de un momento a otro, todo se tornó lúgubre y vacío, ya no había gente alrededor, ni se oía música alguna. Aterrados los jóvenes salieron despavoridos corriendo de la casa, hacia la carretera que pasa al frente de la casa e intempestivamente fue atropellado por un vehículo que transitaba por el lugar…

Como esta son muchas las historias que se cuentan, muchas de estas historias verosímiles, pero otras carentes de todo sentido, pero que los lugareños se han encargado de difundir alimentado la tradición.

Casa Encantada de Lunahuaná

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